COMENTARIO DEL AUTOREl poema que se presenta a continuación, pertenece al libro "El Camino De Los Cantos", publicado en Junio de 2008, impreso en los talleres de la Editorial Manigraf de Manizales. Fuen escrito en momentos en que el mundo y Colombia se debatían en una enorme zozobra. Una época en que era imposible confiar en nadie. Tal situación generó en mi alma tanto desconcierto que en mis ratos de reflexión al respecto, fue apareciendo el poema que ahora les entrego.
SOLITUDQuiero hoy estar solo,
acariciando en el silencio
las famélicas sombras del pasado.
Impulsando a mi espíritu
para que salte al abismo del futuro.
Definitivamente, hoy no quiero compañía.
Es preferible navegar en mares de soledad
a ir de la mano con quien al final del camino,
igual que serpiente rencorosa,
morderá nuestra fe imperiosa,
enseñándonos a odiar y a maldecir.
Nada hay hoy que me conduzca
a los sonrientes oteros de la amistad.
Destila el hombre tanta felonía,
que, de cada palabra suya
asciende, imponderable, un hedor a muerte.
A veces, cerca del hombre,
se opaca la luz que transciende
tras fúlgida esperanza
que fortalecerá el deseo de continuar
la férvida canción del caminante
enamorado de las confusas hadas
que van nutriendo de Amor el corazón.
Quiero hoy estar solo.
Si de todos modos, un día
se me ha de entregar maniatado
a las furibundas bestias del abandono,
¿Por qué abrirle debo los brazos
a multitudes atiborradas de odios contenidos,
en cuyas miradas, palpitan y amenazan los abismos?.
Todo en derredor son meras sinfonías
de tedios arañando las vísceras de la ilusión.
Todo no es más que un carrusel de sombras,
girando en las dimensiones de lo abstruso.
¿Y, el hombre?
Al hombre, víctima de ceguedad espiritual,
le ha sido castrada la pureza de sus ideas.
Y, echado al lodo las pocas esquirlas
que le restan de un honor
solamente conocido en borradas fábulas.
Todo tiembla en el fondo de nuestras entrañas
como sacudido por monstruos aberrantes.
La sensual hembra llamada: Confianza,
cruza pirales selvas de abstracción,
y es asechada por la gélida serpiente de la duda.,
quien la sorprende mordiendo sus gráciles muslos
que, hasta entonces, de seguridad fueran prototipo.
Todo pues, sonríe y brilla
con la insolente impavidez de las piedras.
Hay diariamente paganos altares
donde estultos ritos a vacuos dioses
convierten la mansedumbre de los hombres,
sino en la idiotez desesperada,
por lo menos sí en ferocidad incontenida.
Todo cobra aurífero brillo y se abalanza
contra las endebles conciencias carcomidas por el hambre.
Los ojos que, en su color aguamarina o esmeralda,
azabache o chocolate, dejan entrever espíritus
fraguados en las piras del rencor,
amaestrados para hundirse en las abismales
y tremolantes honduras de la sangre,
igual que extraños vampiros insaciables.
Todo amamanta, pues, las feraces larvas
donde palpitan ocultas las mariposas de la muerte.
Quiero hoy estar solo.
Voy a asomarme por las ventanas de mi miedo.
Y, hasta que mis pulmones se desangren,
voy a gritarle al universo
que, al menos, me conceda una estrella
sobre la cual puedan revolotear
las melancólicas piraustas de mis sueños.
Quiero hoy estar solo.
Pues, entre las turbas es factible
encontrar quien nos ate cadenas,
con pedrerías engastadas acaso,
pero, cadenas humillantes después de todo.
Hay quienes lo entregan todo
a cambio del oropel de una corona.
Yo prefiero la pureza de una aureola.
¡Sube espíritu a la cima!
Aunque nadie sepa que allí estás,
tú, en el silencio, eres rey del universo.
Quiero hoy estar solo.
No acercaré la fragilidad de mi mano
a los nauseabundos hocicos de la hipocresía
que socarronamente mira mis distracciones.
Hoy no seré yo quien vaya a sus entrañas.
No seré yo el brillo de su fatua corona.
No estaré yo postrado a sus plantas.
Ni seré su idólatra adulador, pues,
la vida sólo es tal cuando se alza y brilla,
no cuando por el fango se arrastra y opaca.
Todo debe ir caminando de frente a las estrellas.
Pero el hombre, daga en mano, camina hacia el hombre.
Caminar más de un hombre un mismo sendero
es igual a entrar en una cueva infestada de crótalos.
A nadie daré hoy una sonrisa de amistad.
Sólo obtendría muecas de burla.
Porque si queréis bellos gestos en vuestros amigos,
deberán brillar, no de sinceridad vuestros ojos,
sino las riquezas de vuestras arcas.
Preparad la carroña de vuestros sentimientos
para que festejen los buitres del desdén.
Todo, allá en los cantiles de la tarde,
brilla con la sutilidad de los idilios.
Pero todo, acá en los oxidables abismos de los hombres,
se enciende de incógnitas envidias.
Hoy, amistad, no esperes me tienda bajo tus frondas,
prefiero la tenebrosa canción de los silencios
a la engañosa estridencia de tu algarabía
y a tu asecho camuflado en las sonrisas.
Y a tu falsedad, palpitando en cada mano tendida.
Todo está hoy vestido de amargo escepticismo.
Los tentáculos de la desconfianza ya me han alcanzado.
Desconfianza... ¡Qué martirizante sentimiento!
¡Qué innoble, mas, necesario escudo!
¡Qué faro de luz más desconcertante!
¡Qué canción más abominable, pero inevitable!.
Si existiera de credibilidad alguien digno,
sería éste cual única estrella en una eterna noche.
Flor única sobreviviendo a las hecatombes.
Ya el diamante y la flor se han revestido
con carne de bestias alucinadas
y con brillo agobiante de estrella maldita.
No quiero hoy encerrarme
en los círculos asfixiantes
de pretensiones petulantes
que atacan al corazón inerme
con sus torvos gritos de humillación.
El hombre debe izar muy alto
la irrompible bandera de su Yo.
El hombre está llamado a caminar sobre estrellas
y a cubrir su desnudez con copos de nubes
y a conquistar los indomeñables arcanos
en el aterciopelado lomo de nocturnales vientos...
Entonces... ¿Por Qué he de plagarme de miserias
y con ellas arrastrarme por el suelo
cual el más desdichado de los reptiles?
Si puedo ser luz, jamás aceptaré ser tiniebla.
Si puedo ser cumbre, me niego a ser fango.
Si puedo ser flor, inútil será pedirme que sea espina.
Quiero hoy estar solo.
y beberé las ocultas mieles del amor
en cálices de espuma y sol.
De la sierpe el luctuoso vaho no me alcanzará.
Desde el vacío vértice de mis soledades
diviso ondular banderas de imposibles
en todos los alcores de la tierra.
Y bandadas de alciones discurriendo
por sobre mortales esplendores oceánicos.
Todo rueda por cantiles de zafiro
A las tenebrosas simas de lo incierto.
El hombre es un prado habitado por demonios
y un lago donde viven derrumbados.
Fondearé hoy la leve barcaza de mi mirar
junto a los playones del horizonte.
Y si las nubes arrasan los vagorosos carros
que transportan mis sueños a las estrellas,
bajaré al estéril fondo de mis silencios
por si posible fuera extirparle a la nada
aureoladas guitarras para cantarle al Amor.
Todo cuanto gira en torno al hombre
es rara mixtura de desdicha y Amor.
Si, como creo, por cada humano que nace,
DIOS en el cosmos enciende una estrella...
¿Por qué pretendéis dar luz a mis caminos
con insulsas palabras que ni siquiera
vuestra castrada inteligencia logra entender?.
Todo en torno es eco de incoherentes griterías.
Y YO , igual que un loco pájaro errante,
quiero irme hoy por el mundo... pero... Solo
Mayo 5 de 1988.